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Invertir en inmuebles en Colombia: un camino para superar la incertidumbre

Agosto 3 de 2020

El panorama económico global no podría ser más incierto. El tsunami de la pandemia de SARS-CoV-2 ha arrasado con los mercados mundiales. Las grandes potencias eurásicas aún están buscando caminos para reactivar sus economías, y la situación en las Américas no es más alentadora.

Si esto se suma a que los precios del petróleo –de los principales termómetros económicos– están en uno de sus puntos más críticos en décadas, el escenario parece ser el de una tormenta perfecta con un solo resultado posible: incertidumbre. 

Sin embargo, en donde está la crisis también surge la oportunidad. Óscar Orejarena, gerente comercial de la firma Arias Serna Saravia, es uno de los convencidos de que este momento abre oportunidades importantes para la inversión, ya que “a pesar de la recesión, el dinero no dejó de fluir; así como unos sectores están muy golpeados, otros están en su mejor momento económico”. 

Esto señala el camino para una posible reactivación de las inversiones, enfocadas en un perfil diferente de consumidor/inversor, que debe entender rápidamente el contexto al que se enfrenta. “No se puede pensar que es el fin del mundo, pero tampoco asumir que todo seguirá siendo igual”, asegura Orejarena. 

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El sector inmobiliario –al que pertenece Arias Serna Saravia– es, precisamente, uno de los más atractivos para la inversión en esta coyuntura. Ahora bien, si este es uno de los caminos contemplados para navegar en el mar de la incertidumbre financiera, vale la pena tener en cuenta estas impresiones de expertos en la materia. 

Baja volatilidad, alta valorización

Históricamente, el sector de la construcción ha sido uno de los más atractivos para la inversión, dada su estabilidad. Esto implica un menor riesgo al momento de exponer el capital y una mayor amortiguación en coyunturas como la desaceleración económica actual.

Un ejemplo de esto se ve al analizar el informe ‘Situación Colombia. Primer trimestre 2020’, del BBVA Research, que se realizó antes de que la pandemia llegara al país. Revelaba que, a pesar de la desaceleración del sector durante 2019, este año comenzó con buenas condiciones de crecimiento.  

No solo hubo una reactivación sectorial consonante con el crecimiento económico del año pasado, sino que las tasas de interés hipotecarias bajaron, generando mayores flexibilidades para los compradores, con tasas fijas y plazos más flexibles. Esto tiene, a su vez, un impacto determinante en la generación de empleo, lo que representa un círculo virtuoso para la economía nacional.

La estabilidad relativa del sector también se une a la rentabilidad que representan los activos inmobiliarios para los compradores. “Es el activo que más se valoriza”, asegura Germán Aristizábal, VPO de HM Propiedad Raíz, compañía dedicada a la asesoría en servicios inmobiliarios. 

En esto confluye también Orejarena: “El sector de finca raíz es una alcancía, por así decirlo; lo más importante es su rentabilidad”. Desde su experiencia, la rentabilidad que representan estos bienes es lo que los hace muy atractivos, siempre y cuando se tenga claro el objetivo de inversión. 

Colombia es la respuesta. La cuestión es la liquidez   

 Rodrigo Sánchez-Ríos, CFO y socio fundador de La Haus, una plataforma digital de asistencia integral en servicios inmobiliarios, ha sido asesor en inversión en finca raíz por cerca de 10 años en Estados Unidos y Latinoamérica. “En un contexto en el que todos están afectados, Colombia no está tan mal”.  

Según los datos preliminares de La Haus, el mercado inmobiliario colombiano habría desacelerado entre 80 y 90 por ciento en el primer trimestre. Lo destacable es, según Sánchez-Ríos, que no se detuvo. En este momento vuelve a reactivarse con nuevas perspectivas, en las que es determinante el contexto actual del país. 

En esto concuerda con Orejarena y Aristizábal: la estabilidad financiera y política de Colombia, así como la renovada percepción de seguridad que tiene el país, lo hacen una plaza ideal para invertir. “Argentina cada cinco años debe reevaluar su deuda pública. México pasó hace unos años por un proceso similar. Colombia no ha tenido que hacerlo, con el aliciente de que tampoco ha tenido la inestabilidad en el gobierno de sus vecinos en la región”, señala Sánchez-Ríos. 

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Sin embargo, la cuestión real está en la liquidez. La propiedad raíz no es una inversión para tener liquidez, a menos de que se haga con el fin de arrendar la propiedad. Óscar Orejarena enumera los tres grandes objetivos que hay que identificar al momento de invertir: “Se puede comprar inmueble para ‘tenerlo’ –como es el caso de segunda o tercera vivienda, que es el principal enfoque de Arias Serna Saravia–; puede adquirirse para alquilar, como una inversión de rédito rápido; o comprar bajo el modelo de ‘economía golondrina’, que implica aprovechar el bajo costo de compra sobre proyecto para vender justo antes de la escrituración”.

Si es necesaria liquidez a corto plazo, la inversión debe estar enfocada en arriendos. Se deben buscar zonas de alta demanda y fácil rotación. Una de las recomendaciones del cofundador de La Haus es, en ese caso, si se tiene el flujo de caja suficiente, diversificar en varios inmuebles y diluir el riesgo. 

Sin embargo, si se cuenta con un excedente de liquidez, la recomendación de los expertos está mucho más enfocada en el inmueble para tenencia. “Es una inversión de larga duración, con ciclos extensos, en un sector sólido en el que los precios no tienden a bajar”, afirma Orejarena. 

Ese flujo de capitales será determinante. Con un peso debilitado, se abre una gran oportunidad para los capitales que vienen del exterior –tanto la inversión extranjera propiamente dicha, como los capitales que vuelven, es decir aquellos que los colombianos han tenido en el exterior hasta este momento–. “Colombiano va a comprar colombiano –pronostica Sánchez-Ríos–, porque la balanza de gastos ahora es favorable para invertir en pesos, ya sea que se gane en pesos o, más aún, en moneda extranjera”. 

Con las condiciones apropiadas de liquidez, un contexto relativamente favorable en medio de una incertidumbre global y un sector en proceso de reactivación, la propiedad raíz se prepara para una nueva fluctuación en la curva de demanda. 

Otras claves para invertir

Una máxima de antaño en bienes raíces es que hay tres factores importantes: ubicación, ubicación y ubicación. En esto también están de acuerdo los expertos, con algunas salvedades. “Hasta hace dos meses, una ubicación ideal era aquella en la que uno pudiera vivir cerca de su trabajo”, afirma Orejarena. “Hoy, eso cambió. Ahora la mejor ubicación es en la que uno pueda estar tranquilo”.

La ‘nueva normalidad’ de la que se habla tanto en el contexto pandémico implica también una redistribución del interés de los inversores. El mercado de Colombia ya venía orientándose al desplazamiento de la demanda, por lo que plazas como Barranquilla o Cartagena –como señala Germán Aristizábal–, e incluso Serena del Mar, se convierten en atractivos mercados para comprar inmuebles.

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Los tres expertos confluyen en un tercer factor determinante, aparte de la claridad en el objetivo de inversión y la selección adecuada del inmueble: la asesoría apropiada. Hoy, más que nunca, se abre un abanico de posibilidades, y contar con firmas como Arias Serna Saravia, que tengan respaldo, solidez y trayectoria. Escoger bien al asesor en finca raíz puede hacer la diferencia entre salir a mar abierto o perecer en la tormenta de la incertidumbre. 

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